CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

sábado, 26 de noviembre de 2016

ORACIÓN DE ADVIENTO - I DOMINGO A. "SER LUZ PARA EL MUNDO"

I Sábado de Adviento A. Guión de la Oración
Inauguración del Año Litúrgico A y entronización de la Palabra de Dios.
Desde el final de la iglesia o local, se trae la Palabra en alto, antecedida por dos velas y el incensario para la procesión. Se debe cantar un canto apropiado, ·tu palabra me da vida o similar". Una vez llegada la palabra al lugar donde se ora, es leída por una persona la oración siguiente.


Oración para la entronización de la Palabra (Adaptación cristiana de la bendición judía sobre la Torá)
-Bendito Eres Tú, oh Dios Todobondadoso, Rey del Universo, quien nos has santificado con Tus mandamientos y nos alimentas con Tu Sagrada Palabra, don de vida.
Te pedimos, Oh Padre bueno, que durante este Adviento hagas fecunda en nuestros labios Tu Sagrada Palabra; don de vida; como así también en labios de todo Tu pueblo, la casa de Israel, para que nosotros y nuestros descendientes y los descendientes de todo Tu pueblo, la casa de Israel, puedan conocer tu Nombre y aprender tu Palabra por sí misma.
Bendito Eres Tú, Oh Padre, que revelaste tu Palabra inspirada a Tu pueblo Israel:
Bendito Eres Tú, Oh Dios bueno y pacifico, que nos has elegido entre todos los pueblos y nos has dado Tu Palabra, para testimoniarla con nuestra vida. Amen, “Maranatha”

Introducción al año Litúrgico
Hermanas clarisas, hermanas y hermanos todos. Somos bienvenidos a esta casa donde se nos recibe en paz y bien.
“Donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo, en medio de ellos” (Mt 18,20); dijo Jesús a sus discípulos. Él, está aquí, junto a nosotros y en nosotros. Está en nuestros corazones y está en la Palabra de Dios, elemento primordial del tiempo litúrgico de Adviento. Hoy con el Adviento, inauguramos el Año Litúrgico según el Ciclo A, que nos ofrece el Evangelio de Mateo para nuestro caminar. Este evangelio originariamente fue escrito hacia el año 50 en arameo, aunque luego en el año 70 fue ampliado en lengua griega hasta tener la estructura conocida hasta hoy. El escritor originario fue un hombre posiblemente aduanero, o persona relacionada con las finanzas. Fue escrito en Palestina y en Siria, y su fin primordial es el de testimoniar ante sus lectores procedentes del judaísmo, que Jesús es el Mesías prometido y que en Él, se hace presente el Reino de los Cielos.
En la iglesia Antigua fue el evangelio más utilizado, pues Mateo es el evangelista que mayor influencia ejerció en la vida de la iglesia.
Este Evangelio se nos ofrece, como un itinerario espiritual, que nos llevará por etapas a una meta. Es bueno mantener la itinerancia, mantenernos en camino pues eso nos saca de la inmediatez, de lo puntual, y nos ayuda a sentirnos en búsqueda, por el tiempo fuerte que nos prepara a la Navidad.

(canto apropiado)

HIMNO (todos a dos coros, laicos y religiosas)
Levanta, pueblo mío, ponte en pié,
no te quedes postrado en tu tristeza,
llorando tu vejez y desencanto.
                Ahuyenta los temores y las dudas.
                yo he vencido por siempre las tinieblas,
                no son nada, que yo he resucitado,
                y tu liberación está muy cerca.
Levántate, hijo mío, levanta, alza tu cabeza,
perfumado con óleo de paz y alegría,
y ponte ya en camino esperanzado.
El viento del Espíritu te empuja,
el fuego del Espíritu te enciende,
sentirás mi presencia renovada.
                Ayuda a levantarse a los hermanos
                heridos y apartados del camino,
                y diles en mi nombre palabras de evangelio,
                aplica en sus heridas el vino y el aceite,
                regala las monedas de la fe y de la esperanza
                y alienta, boca a boca, el soplo de mi Espíritu.
Y así, despiertos y gozosos, apasionados,
preparad la llegada de mi Reino.
“Pase de este mundo”, su maldad y su mentira,
que todas las ciudades olviden el pasado,
herencia de Babel, con rapiñas y violencias,
y empiecen a llamarse con nombres,
de amistad y de justicia.
Encended vuestras lámparas, hambrientos de Parusía.                    
                                                            (¡Si tú supieras...!Cáritas)

Reflexión sobre nuestro encuentro. “AL MUNDO LE FALTA, LUZ – AL MUNDO LE FALTAS TÚ”
Hermanas clarisas, hermanas y hermanos todos. “Al mundo le falta Luz”, es el lema de este encuentro de Adviento que inauguramos hoy. Es un lema que tiene una segunda parte, la cual debemos añadir cada uno de manera individual: “al mundo le faltas Tú “. Ese “TU” no es el niño que vendrá, ese TU eres tú y soy yo, pues el que ha de venir necesita nuestras manos para hacer cosas grandes en el mundo. Este espacio de oración y encuentro, se crea con la intención de establecer un caminar, un itinerario por el que prepararnos para la llegada del Mesías. El adviento es de los tiempos litúrgicos más bonitos que tiene al año. Y no es solamente porque sea el anticipo de la navidad –que también-. Sino porque nos lleva, como cristianos, a considerar algo de lo que siempre está necesitado el mundo, la ESPERANZA.
Durante estos cuatro encuentros y en vísperas del domingo, vamos a profundizar en nuestro Adviento. Vas a profundizar en Tu Adviento. ¿Mantendremos el itinerario?
Sea como fuere, como decimos el adviento es hermosura y plenitud. Se debe de plantear con austeridad para llegarnos a la alegría total en la noche del nacimiento; pero es un camino no exento de alegría e ilusión; en el cual podemos y debemos ser luz, vivir el momento y hacer presente la esperanza del nacido.
Atempera tus sentidos. Se consciente de esta realidad que viven ahora y aquí, en comunidad. Siéntete cercano al Señor. Mantente en silencio unos momentos y prepárate para que cale en ti, la escucha de la Palabra de Dios.


 +Proclamación de la Buena Noticia según San Mateo 24,37-44.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Palabra del Señor
REFLEXIÓN A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS 
“el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”
(Mt 24,35)
Reflexión de José Antonio Pagola, que nos lleva al asunto de la dinámica de la LUZ.
“Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor” (Is 2,1-5). Solo si somos capaces de comprender la importancia del sol para la vida del mundo, comprenderemos la necesidad que –como cristianos-, tenemos de Jesús. El viene una vez más, pero en un momento distinto de la vida y de la historia. Nosotros no somos los mismos, ni nuestra realidad es igual, ni el mundo en que vivimos es el mismo que el año pasado. Jesús viene para invitarnos a realizar una actualización total de nuestra percepción personal y comunitaria ante el acontecimiento de su venida. Es muy importante para él contar con nuestras manos, pues podemos ser de vital importancia para alumbrar el mundo y alumbrar nuestro caminar.

SIETE VELAS. Ofrecidas por la Luz del Mundo, por nuestra Luz.
Vamos a encender siete velas, siete, para recordar que no estamos en tinieblas,
ya que Dios es luz y buena noticia por encima de nuestras ideologías y creencias.

Primera vela y buena noticia:
Dios se ha hecho amor para quienes tienen el corazón roto y sólo han conocido orfandades y odios. Y con ellos, para todos.

Segunda vela y buena noticia: Dios se ha hecho libertad para los que están cautivos y para los esclavos de sí mismos o de otros. Y con ellos, para todos.

Tercera vela y buena noticia: Dios se ha hecho consuelo para los que sufren y esperan y lloran al borde del camino. Y con ellos, para todos.

Cuarta vela y buena noticia: Dios se ha hecho justicia para los que están marginados y tienen hambre y sed de vida. Y con ellos, para todos.

Quinta vela y buena noticia: Dios se ha hecho pan y vino para quienes se han vaciado dándose sin reserva, enteros, en sendas y caminos. Y con ellos, para todos.

Sexta vela y buena noticia: Dios se ha hecho arlequín para que volviendo a ser como niños, nos llenemos de alegría y descubramos los colores de la vida, seamos esperanza y gratitud allí donde estemos. Y con nosotros, se ha hecho alegría para todos.

Séptima vela y buena noticia: Dios se ha hecho uno de nosotros para que nosotros no olvidemos ahora, en este momento, y luego, que somos hijos suyos,
y con ello, hermanos entre nosotros.

PLEGARIA DEL 1 DOMINGO DE ADVIENTO
Plegaria de alabanza y petición (a dos coros)

Padre todo bondadoso que nos amas y nos buscas.
Con toda la capacidad de admiración
que anida en nuestro corazón queremos bendecirte,
diciendo: Eres nuestro Padre,
tu nombre de siempre es “Nuestro Salvador”.

Nos has elegido antes de la creación,
bendiciéndonos con toda clase de dones
para que llegáramos a ser personas adultas.

Lo que contemplamos todos los días,
desde la más pequeña semilla hasta el movimiento de los astros,
nos revela hasta qué punto has sembrado el mundo de poder y energía.

Te has volcado sobre nosotros
dándonos la luz de la inteligencia,
la fuerza de la voluntad, el calor del amor,
la capacidad para el trabajo,
el sentido de hermanos para desplegar la fraternidad.

El proceso de nuestro desarrollo personal,
la revolución de la historia, el dominio del mundo,
la organización de la sociedad, son proyectos posibles
porque Tú nos acompañas y juntos,
tenemos fuerza para consumarlos.

Por lo cual, unidos a los que esperan,
te damos gloria, unidos todos juntos en la oración
que nos enseño Jesús:
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN LOS CIELOS… (todos)

(Sigue a dos coros)
Bendito seas, Padre, por Jesús, que viene en tu nombre
Su vida nos revela que Tú eres “un Dios
entre los hombres y mujeres del mundo”.
Tu eres nuestro Dios, nosotros somos tu pueblo.

El mundo no te es ajeno; eres el Dios del mundo.
Por eso te entregas todo, porque nos amas.
En la Cruz se nos revela el impensable misterio del mundo:
un mundo salvado de la maldición y un Dios maldito por amor al mundo.

Gracias te sean dadas a ti mil veces porque eres nuestro y somos tuyos,
unidos para siempre con alianza eterna.
Por eso has resucitado a Jesús, porque Tú estabas con El
y no podías permitir que lo tuyo pereciera.

Haz, Padre, que la invocación de tu Espíritu
haga que tu Palabra –aquí presente- cale en nuestra vida,
hasta hacerla fecunda como la semilla caída en tierra buena.

Que esta Palabra nos lleve hasta la presencia
permanente y real de Jesús, a fin de que nosotros,
testimoniando con Él, nos edifiquemos según tu voluntad.

Padre, recordando la muerte y resurrección de Jesús,
y escuchando la voz de tus profetas
que nos animan a confiar en un mundo mejor;
te pedimos que aceptes de buen grado
nuestro propósito de querer trabajar por tu Reino
y de “preparar un camino a tu Hijo Jesús”.

Siendo así, y siendo cada uno de nosotros jóvenes o adultos,
construiremos un mundo joven en el cual Jesús sea la novedad.
Unidos a Jesús, luz en el camino de nuestra vida,
te bendecimos Padre, por los siglos de los siglos. Amén.
(Adaptación de la Plegaria DIOS SALVA, Jesús Burgaleta)

Iglesia conventual de Santa Clara de Estepa. I Sábado de Adviento A.


GRUPO:

jueves, 24 de noviembre de 2016

EL PREOCUPANTE SILENCIO DE LOS OBISPOS - JOSÉ MARÍA CASTILLO, TEÓLOGO

José M. Castillo, Doctor en teología.

Es un hecho que hay asuntos importantes, que afectan a la vida nacional o a grandes sectores de la población, en los que los obispos no se callan. Baste pensar en asuntos que afectan a la moral pública, como puede ser el tema del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo o los privilegios legales y fiscales que afectan a la Iglesia. Y no hay que insistir en el empeño responsable de nuestros Prelados por difundir la religiosidad y las creencias cristianas, cosas que tanto bien hacen a no pocos sectores de la sociedad.  Sabemos de sobra que, en estos casos (y otros que se podrían señalar), hay obispos – o incluso la Conferencia Episcopal en pleno – que se pronuncian con decisión y, en algunos casos, con una energía que llama la atención.
Por supuesto, los obispos – como los demás ciudadanos – tienen perfecto derecho a manifestar en público sus ideas, sus convicciones y, en general, aquellas cosas con las que están o no están de acuerdo. Lo que resulta aún más comprensible, si tenemos en cuenta que los obispos, como  dirigentes y además responsables en el gobierno de la Iglesia Católica, tienen por eso mismo el derecho y el deber de orientar a la sociedad en aquellas cuestiones que, desde las creencias cristianas, inciden en la vida de los individuos y de la sociedad en asuntos muy determinantes para la ciudadanía, como tales ciudadanos y, además, como personas que tienen el derecho y el deber de cumplir con sus obligaciones religiosas.
Pero ocurre que, en la situación tan amplia y tan   problemática, que acabo de plantear, tienen una importancia decisiva, no sólo las cosas que se dicen, sino también las que no se dicen. Como bien sabemos, a veces sucede que un silencio resulta más elocuente que mil palabras. En este sentido – y desde este punto de vista – hablo aquí del preocupante silencio de los obispos.
No me refiero, ni puedo referirme, a todos los obispos. El episcopado español es lo bastante numeroso como para que en él haya hombres de las más diversas mentalidades y formas de vida, dentro de lo que permite la condición de “obispo de la Iglesia Católica”. Como también es verdad que, a veces, los medios de comunicación conceden más o menos importancia a una determinada noticia según la mentalidad o las conveniencias de quien difunde los hechos y las ideas ante la opinión pública.

Todo esto es así. Pero precisamente porque es así, por eso mismo resulta tan preocupante el hecho de que los obispos españoles no se pronuncien, como tendrían que hacerlo, en asuntos muy graves, que afectan a grandes sectores de la población, y en los que una palabra autorizada, como lo sigue siendo (para esos asuntos) la palabra del episcopado o el pronunciamiento de un determinado obispo en ciertos casos.
Basta poner algunos ejemplos, para hacerse una idea más concreta de la gravedad del asunto. Ahora mismo están en juego, en España, problemas tan graves como el futuro de las pensiones de ancianos, viudas y huérfanos. ¿Y no tienen nada que decir nuestros obispos, al menos en las rayas rojas de mínimos que los legisladores nunca deberían traspasar? ¿Tampoco tienen nada que decir cuando se trata de gestionar la economía de manera que la consecuencia es que cada año la distancia entre los más ricos y los más pobres resulta más asombrosa? ¿Ni se les ocurre nada para quejarse – al menos “quejarse” – de la cantidad de familias que tienen que vivir de la limosna, buscar algo de comida en los contenedores de basura o sencillamente acostarse sin cenar? ¿Ni existe un pronunciamiento religioso a favor de los refugiados que aquí no encuentran refugio, ni de los jóvenes que aquí no encuentran trabajo, ni futuro, ni esperanza de una vida digna? Por no hablar de la cantidad de años que los jerarcas de la Iglesia se han callado los abusos que no pocos clérigos han cometido contra menores. Y en esto – también hay que decirlo – lo más doloroso es que la imposición del silencio venía de Roma (eran otros tiempos). Porque lo que más importaba no eran los derechos de las víctimas, sino la “respetabilidad” de los clérigos.
Y a estas alturas, no faltan obispos que ponen el grito en el cielo cuando alguien se pone a defender los derechos de personas homosexuales, feministas, transexuales…. ¿No se les cae la cara de vergüenza a los sedicentes “hombres de Dios”, cuando desde tales posturas nos quieren hablar precisamente de Dios? ¿De qué Dios nos están hablando? ¿Del Dios de los palacios episcopales, las vestimentas doradas, los títulos y las reverencias que pretenden promover entre la gente una “mentalidad sumisa” para que no haya “desorden” y todo siga tal como está?

No sigo. Con lo dicho, basta para ponerse a pensar a fondo en el problema que tenemos que afrontar quienes, a pesar de todo, queremos seguir creyendo en el Evangelio. He sufrido “de la Iglesia y por la Iglesia” más de lo que algunos se imaginan. Porque quiero a esta Iglesia, que, a pesar de todo, me ha conservado la “memoria peligrosa” del Evangelio. Y por eso – precisamente por eso – no me callo. El día que perdamos el miedo a la libertad, sin duda alguna, empezaremos a trazar un camino con menos sufrimiento y más esperanza.     

sábado, 12 de noviembre de 2016

SABES QUE UN 12 DE NOVIEMBRE..., CURIOSIDADES

Sabes que un 12 de Noviembre:
1555: en Inglaterra, el Parlamento restablece el catolicismo.

1872: en el mar Báltico, una marea ciclónica afecta las costas desde Dinamarca a Pomerania. El registro máximo de altura de las aguas llegó a 3,3 m. Murieron al menos 271 personas y 15 160 quedaron sin hogar.
1900: en París finaliza la Exposición Universal, que registró más de 48 millones de visitas.
1905: en Noruega se realiza un referéndum para elegir entre monarquía o república.
1912: en la Puerta del Sol (Madrid) es asesinado el presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas.
1933: en el lago Ness (Escocia), por primera vez una persona afirma haber tomado fotos del «monstruo del lago Ness».
1936: en Estados Unidos se inaugura el puente de la Bahía de San Francisco, el puente más largo del mundo en ese momento.
1941: Segunda Guerra Mundial: las temperaturas en los alrededores de Moscú bajan hasta los –12 °C y la Unión Soviética lanza por primera vez las «unidades alpinas» contra las congeladas fuerzas alemanas que se encuentran cerca de la ciudad.
1980: la nave espacial estadounidense Voyager I hace su primera aproximación a Saturno y recoge las primeras imágenes de sus anillos.
1990: en Estados Unidos, Tim Berners-Lee publica la idea de la red de Ínternet.
1996: la Asamblea General de la ONU vota mayoritariamente en contra del embargo estadounidense contra Cuba.
2001: en Nueva York se reúnen por última vez los tres ex-Beatles sobrevivientes, Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison, a petición expresa de este último, quien fallecería 17 días después, el 29 de noviembre.

Sabes que un 12 de Noviembre nació:
1651: Juana Inés de la Cruz, poetisa mexicana.
Sabes que un 12 de Noviembre falleció:
1989: Dolores Ibárruri (La Pasionaria), política comunista española

jueves, 10 de noviembre de 2016

EL REINO DE DIOS, HUMANO E INMATERIAL


“Nos has ofrecido el tesoro de tu Reino, escondido en el campo de este mundo, para que al descubrirlo se sacie nuestro corazón”
(Plegarias de la comunidad, Casiano Floristán)

La liturgia de hoy nos ofrece uno de los evangelios[i] más controvertidos, para quienes se empeñan en encuadrar a Dios o darle una estructura concreta a través de rituales, prácticas determinadas o establecerlo en un orden jerárquico –en el que Él no ha pedido estar-; un evangelio que versa sobre la llegada del Reino de Dios. Equivocadamente, son muchas las personas creyentes que asocian el Reino de Dios con la vida futura y el ámbito de la soteriología. 

Reino de Dios no es el espacio desconocido y trascendente al que aspiramos llegar cuando muramos a la vida biológica que ahora disfrutamos, aquí en la tierra, no. Reino de Dios no es un lugar paradisiaco en el cual no hace ni frío ni calor, sino que se está estupendamente y en el cual nos encontraremos con nuestros antepasados, no. El Reino de Dios ha sido suficientemente explicado por Jesús de Nazaret con palabras y hechos, e igualmente ha sido continuamente desvirtuado –en cuanto a su realidad- por aquellos mismos que en Jesús de Nazaret decimos creer. Un Reino por el que suspiramos todos los creyentes cuando rezamos el padre nuestro: “venga a nosotros tu Reino”[ii]
Un Reino cuyo anhelo es el propio canto del adviento que anticipa la conmemoración de la venida del Señor: “maranatha” (¡ven Señor, Jesús!)[iii]. El capítulo 17 del evangelio de Lucas desgrana poco a poco las cualidades que debe tener la persona que sigue a Jesús; tales como fidelidad a Dios, grandeza de la fe, actitud de servicio, gratuidad y finalmente la llegada del Reino de Dios. Un Reino que suele llegar a nosotros de puntillas, y como bien expresaba C.Floristán “escondido en el campo de este mundo, para que al descubrirlo se sacie nuestro corazón”
Un santo del siglo III dejó escrito que «Incluso [...] puede ser que el Reino de Dios signifique Cristo en persona, al cual llamamos con nuestras voces todos los días y de quien queremos apresurar su advenimiento por nuestra espera. Como es nuestra Resurrección porque resucitamos en él, puede ser también el Reino de Dios porque en él reinaremos»[iv]. Pero insisto en que el anhelo del Reino o de Reinar con Cristo, tras la revelación del mismo y sujetos al evangelio que nos ocupa, debe entenderse desde nuestra propia realidad actual, en la cual Jesús nos asiste por medio de su Espíritu santo –que debe iluminar nuestra conciencia-, para desde la vida en la que estamos, hacer y deshacer en y por Cristo y su mensaje. 
La traducción de Lucas 17,21b difiere un poco según la Biblia que se consulte. La latinoamericana manifiesta que el Reino “ESTÁ DENTRO” de vosotros, y la de Jerusalén y paralelas traducen que el Reino “YA ESTÁ ENTRE” vosotros. Son conceptos inherentes, ya que tanto si el objetivo del Reino se considera al sujeto individual –Templo donde Dios habita-[v], como a la colectividad de creyentes que se reúnen en nombre de Jesús[vi]; Dios y su Reino pueden estar manifiestos si se dan las condiciones oportunas para que así sea. 
Entendamos que Dios no se manifiesta solo porque se invoque la presencia, haya una imagen suya o se haga una plegaria. Dios es una realidad que trasciende incluso nuestro ser, pues es materia y espíritu, que se pueden manifestar de manera simultánea o diferenciada. 

Tal es así, que se nos pueden estremecer la entrañas ante una injusticia o una alegría concreta que no alcanzamos –pero que conocemos-; e igualmente podemos actuar en nuestro ser y vivir inmediato siendo solícitos con los retos que la sociedad actual y las personas nos presentan en la vida. Voy acabando. Al respecto de esto último, creo muy necesario que la persona creyente y el cristiano de hoy, caminemos hacia un reduccionismo de los valores del Evangelio, que son amplios pero se difuminan por la cantidad de cosas que le añadimos por medio de rituales, protocolos y cosas de esas.
Un reduccionismo que nos haga centrarnos en lo que verdaderamente merece la pena y nos alejemos de actitudes que ensombrecen nuestra vida y el propio Reino de Dios. Dios, que es dador de vida, jamás nos va a preguntar cuantas misas hemos escuchado, las veces que hemos comulgado y nos hemos confesado, no. Quienes hagamos eso y lo vivamos con alegría, genial. Pero eso no es lo que a Dios le importa ni le interesa. 
A Dios, que es VIDA y Padre bueno, lo que le interesa es la cantidad de amor, fraternidad y solidaridad que hemos aplicado hacia los demás y en diversas circunstancias, pues no solo la persona es objeto del amor de Dios y de los valores del Reino; sino que la Madre Tierra –dimensión maternal de Dios- igualmente suspira por nuestro respeto y nuestro cuido. 
Por eso es inmaterial el Reino de Dios. Por eso es humano el Reino de Dios. Un Reino que nos concede la oportunidad de obrar en nombre de Dios y restablecer dignidades perdidas por medio de actos sencillos, que conforman la propia vida y son importantes[vii]. Un Reino de Dios que nos ofrece el corazón humano, como mejor tabernáculo para darle culto[viii], dejando de lado sermones repetitivos y trasnochados y chantajes eclesiásticos de bajo coste. Dios y su realidad son mucho más y nos llaman a mucho más. A darnos, a cambiar y a transformar los corazones por medio de la bondad y la justicia.  
Fraternalmente, Floren Salvador (Notas al pie tras la plegaria)

Venga a nosotros, tu Reino (plegaria)
Dios y Padre bueno, que nos amas y nos buscas;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
De Ti mana la vida y el ánimo, Tú eres origen y meta del creyente,
aspiración súbita del que por ti es amparado;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Un reino consolidado por la humana presencia de Jesús de Nazaret,
tu Hijo y Hermano nuestro cuyas huellas decimos seguir;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Jesús nos dio la receta para servir y estar en tu Reino.
Una buena dosis de sencillez, capacidad para desprenderse,
amabilidad y abrazo fraterno en la acogida;
alegría, esperanza en la resurrección y respeto a la persona.
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde los trigales cuyas espigas mece el viento,
desde las marismas y bosques donde se configura la vida;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde las profundidades de la Amazonía,
cuya desforestación descontrolada
cercena el pulmón de la Madre Tierra;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la esclavitud de tus hijos e hijas oprimidos
por el trabajo duro e injusto;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde el horror terrorista de los que utilizan tus nombres
para masacrar a familias y pueblos;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la humildad de los que te buscan en silencio
trabajando por la paz allende los mares;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde el grito de aquellos cuyo amor es incomprendido,
desde la vocación maternal y paternal de “todas” las familias del mundo;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde las sabias arrugas de la ancianidad,
tan necesitada de caricias y sensibilidad;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde el pan o las naranjas compartidas en Tu Nombre,
cuyo sentido eucarístico nos llena de gozo;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la cama de un hospital donde los días se contemplan
con incertidumbre a través de una ventana;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la infancia con necesidad de amor,
educación y oportunidades de futuro;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde el horizonte y futuro incierto
divisado desde una patera en medio de oscuro y frio mar;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la vivencia gozosa y libre de la vida,
desde el abrazo fraterno en paz y bien,
desde la generosidad compartida;
                 ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde tu Reino, a cuya tarea me invitas a participar,
desde la necesidad de meter las manos en la masa del mundo;
                 ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde un cristianismo sin condicionantes externos;
desde el “SÍ” histórico, fiel y definitivo de María:
                ¡venga a nosotros tu Reino, Señor! Amén.

Floren Salvador.



[i] http://servicioskoinonia.org/evangelio/evangelio.php?codigo=20161110
[ii] Mateo 6,10a
[iii] Catecismo de la Iglesia Católica ep. 2817
[iv] San Cipriano de Cartago, De dominica Oratione, 13
[v] Juan 2,19b
[vi] Mateo 18,20
[vii] Mateo 10,42
[viii] Juan 4,21 “conversación de Jesús y la samaritana”

VENGA A NOSOTROS TU REINO - PLEGARIA DESDE LA VIDA

Venga a nosotros tu Reino
Dios y Padre bueno, que nos amas y nos buscas;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
De Ti mana la vida y el ánimo, Tú eres origen y meta del creyente,
aspiración súbita del que por ti es amparado;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Un reino consolidado por la humana presencia de Jesús de Nazaret,
tu Hijo y Hermano nuestro cuyas huellas decimos seguir;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Jesús nos dio la receta para servir 
y estar en tu Reino.
Una buena dosis de sencillez, capacidad para desprenderse,
amabilidad y abrazo fraterno en la acogida;
alegría, esperanza en la resurrección y respeto a la persona.
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde los trigales cuyas espigas mece el viento,
desde las marismas y bosques donde se configura la vida;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde las profundidades de la Amazonía,
cuya desforestación descontrolada
cercena el pulmón de la Madre Tierra;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la esclavitud de tus hijos e hijas oprimidos
por el trabajo duro e injusto;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde el horror terrorista de los que utilizan tus nombres
para masacrar a familias y pueblos;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la humildad de los que te buscan en silencio
trabajando por la paz allende los mares;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde el grito de aquellos cuyo amor es incomprendido,
desde la vocación maternal y paternal de “todas” las familias del mundo;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde las sabias arrugas de la ancianidad,
tan necesitada de caricias y sensibilidad;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde el pan o las naranjas compartidas en Tu Nombre,
cuyo sentido eucarístico nos llena de gozo;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la cama de un hospital donde los días se contemplan
con incertidumbre a través de una ventana;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la infancia con necesidad de amor,
educación y oportunidades de futuro;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde el horizonte y futuro incierto
divisado desde una patera en medio de oscuro y frio mar;
                ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde la vivencia gozosa y libre de la vida,
desde el abrazo fraterno en paz y bien,
desde la generosidad compartida;
                 ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde tu Reino, a cuya tarea me invitas a participar,
desde la necesidad de meter las manos en la masa del mundo;
                 ¡venga a nosotros tu Reino!
Desde un cristianismo sin condicionantes externos;
desde el “SÍ” histórico, fiel y definitivo de María:
                ¡venga a nosotros tu Reino, Señor! Amén.


Fraternalmente, Floren Salvador.

viernes, 4 de noviembre de 2016

A DIOS, NO SE EL MUEREN SUS HIJOS - JOSÉ ANTONIO PAGOLA. REFLEXIÓN EN EL DÍA DE LOS DIFUNTOS


Jesús ha sido siempre muy sobrio al hablar de la vida nueva después de la resurrección. Sin embargo, cuando un grupo de aristócratas saduceos trata de ridiculizar la fe en la resurrección de los muertos, Jesús reacciona elevando la cuestión a su verdadero nivel y haciendo dos afirmaciones básicas.

Antes que nada, Jesús rechaza la idea pueril de los saduceos que imaginan la vida de los resucitados como prolongación de esta vida que ahora conocemos. Es un error representarnos la vida resucitada por Dios a partir de nuestras experiencias actuales.

Hay una diferencia radical entre nuestra vida terrestre y esa vida plena, sustentada directamente por el amor de Dios después de la muerte. Esa Vida es absolutamente «nueva». Por eso, la podemos esperar pero nunca describir o explicar.

Las primeras generaciones cristianas mantuvieron esa actitud humilde y honesta ante el misterio de la «vida eterna». Pablo les dice a los creyentes de Corinto que se trata de algo que «el ojo nunca vio ni el oído oyó ni hombre alguno ha imaginado, algo que Dios ha preparado a los que lo aman».

Estas palabras nos sirven de advertencia sana y de orientación gozosa. Por una parte, el cielo es una «novedad» que está más allá de cualquier experiencia terrestre, pero, por otra, es una vida «preparada» por Dios para el cumplimiento pleno de nuestras aspiraciones más hondas. Lo propio de la fe no es satisfacer ingenuamente la curiosidad, sino alimentar el deseo, la expectación y la esperanza confiada en Dios.

Esto es, precisamente, lo que busca Jesús apelando con toda sencillez a un hecho aceptado por los saduceos: a Dios se le llama en la tradición bíblica «Dios de Abrahán, Isaac y Jacob». A pesar de que estos patriarcas han muerto, Dios sigue siendo su Dios, su protector, su amigo. La muerte no ha podido destruir el amor y la fidelidad de Dios hacia ellos.

Jesús saca su propia conclusión haciendo una afirmación decisiva para nuestra fe: «Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos». Dios es fuente inagotable de vida. La muerte no le va dejando a Dios sin sus hijos e hijas queridos. Cuando nosotros los lloramos porque los hemos perdido en esta tierra, Dios los contempla llenos de vida porque los ha acogido en su amor de Padre.

Según Jesús, la unión de Dios con sus hijos no puede ser destruida por la muerte. Su amor es más fuerte que nuestra extinción biológica. Por eso, con fe humilde nos atrevemos a invocarlo: «Dios mío, en Ti confío. No quede yo defraudado» (Salmo 25,1-2).


José Antonio Pagola 
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¡NO OS ENREDÉIS!
Escrito por Florentino Ulibarri

Desempolváis chismes,
casualidades, coincidencias,
para aferraros a vuestras torpes creencias.

Os acercáis a mí
con jeroglíficos y dislates
para cazarme en vuestras malsanas redes.

Soñáis despropósitos
y os regodeáis en vuestras ocurrencias
que no tienen vida ni gracia.

Os creéis sabios,
y vais de desatino en desatino
queriendo que os siga la cuerda.

Os dedicáis a poner trabas
a quienes se liberan de dogmas y saltan murallas
si no van por las sendas señaladas....

¡No me gustan las personas
que preguntan, sabiendo la respuesta,
solo por el placer de tender trampas.

Ni quienes buscan ponerme a prueba
en vez de enamorarse y enamorarme,
que es lo que deseo y me emociona!

¡Si supierais cuánto me agradan
vuestras pinceladas libres y locas
abriendo ventanas en la dogmática...
qué distinta sería la historia,
vuestras creencias más íntimas
y la vida de cada día!


Fuentes: http://www.gruposdejesus.com/ 
http://sanvicentemartirdeabando.org/ 
http://eclesalia.wordpress.com/ 
http://feadulta.com/