CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 9 de agosto de 2016

ACABÉ LA NOVELA, "DISPARA, YO YA ESTOY MUERTO" (Julia Navarro)

Anoche acabé la novela “Dispara, yo ya estoy muerto” de Julia Navarro. Fue una certera recomendación literaria de mi apreciado Emilio, al cual se lo agradezco. 
Alguien me advirtió de que era un libro duro. Lo era, y lo es. Es duro porque profundiza certeramente en el origen de uno de los conflictos más sangrientos y antiguos que hay en el mundo. 

El llamado Oriente próximo es una confluencia total de problemas ideológicos, culturales y territoriales; cuyo origen se remonta al comienzo de nuestra era y cuya justificación es total, por parte de cada facción Israelí y/o Palestina. La escritora Julia Navarro recrea por medio de unos personajes inolvidables, las escenas más bellas de la amistad humana y por ende el mismo desgarro que se produce en las personas que antaño fueron amigos y terminan enemistándose por absoluta e imperiosa necesidad. En esta novela hay desarraigo, orgullo, lealtades justificadas e injustificadas, luchas a muerte y por amor y bastante, bastante ausencia de paz. 
Quien escribe siempre ha cargado las tintas contra Israel y su política de asentamientos. Hoy por hoy y tras leído el libro, sigo estando completamente en desacuerdo con esa política de Israel, por medio de la cual con desalojar a una familia árabe de un terreno, construir una casa y poblarla con colonos judíos; basta para convertirla en un trozo de Israel. 
Los árabes fundamentaron su legítima reivindicación en la más absoluta violencia, argumentando que la tierra era suya, aun cuando su legítimo propietario era el sultán Otomano que las vendía a quien quería. 
Pero si tiene fundamento el arraigo que el ser humano contrae con la tierra, y por ello es tan difícil asumir el papel de perdedores expulsados, condición a la que se vieron obligados cientos de familias árabes. Cierto es que, si bien explica Julia navarro el desarrollo de los acontecimientos, judíos y árabes se ensalzaron en un conflicto que dura más de un siglo y en el cual no todos actuaron con la misma inteligencia. 
Considero que ambos se defendieron o se aferraron a lo que fueron consiguiendo a lo largo de las distintas resoluciones de las Naciones Unidas. Y precisamente mientras los árabes se limitaban únicamente a defenderse aspirando siempre a una nación árabe –algo sin apoyo internacional y sin apoyo de los países árabes vecinos-, los judíos igualmente se defendían y jugaban sus cartas diplomáticas construyendo de manera larvada una estructura organizativa que luego eclosionaría en la proclamación del estado de Israel. 
Confirmo que este libro me ha tocado de manera personal, pues se palpa la crudeza de las relaciones humanas. 
Se puede decir que la responsabilidad del conflicto es al 50% judía y palestina; pero sigo considerando al pueblo Palestino como el gran damnificado por las políticas de Israel y las distintas resoluciones internacionales a las que le han reducido a un país inexistente sobre el papel y como pueblo sin patria. 
Pude calibrar el dolor de los palestinos cuando fui de turismo a Israel y Jordania, y pude ver el muro que Israel ha levantado partiendo el territorio. Aunque pueda ser injusto mi planteamiento, da la sensación de que los judíos están dispuesto a hacerles pagar a los árabes todo el dolor que como pueblo han sufrido por todo el mundo. 
Un dolor que también está legitimado pero que no se puede justificar con políticas que nieguen de plano la constitución de un estado Palestino, aun cuando Ben Gurión proclamara el estado Israelí en su día.
Ojalá cese el río de sangre que baña tierra santa desde hace siglos.
Ojalá se pueda reconducir algún día el proceso de paz y ojalá eclosione en dos naciones vecinas, que aunque no puedan ser hermanas, se toleren y respeten como tal.
Ojalá!!!
Mi felicitaciones a Julia Navarro por la excelencia de su escritura. 

Podéis consultar el libro en: