CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

jueves, 19 de julio de 2012

LA ORACIÓN I. 4.2 NATURALEZA DE LA ORACIÓN EN LOS SALMOS

4. La oración en la historia de la salvación.



4.2 Naturaleza de la oración en los Salmos.

La constante más estable de las oraciones del AT es sin duda su relación con el plan salvífico de Dios: se ora a partir de lo que ha sucedido, de lo que sucede o para que suceda algo, a fin de que se dé a la tierra la salvación de Dios
El contenido de la oración de Israel la sitúa por tanto en la historia.

Por su parte la historia sagrada está marcada por la oración; es sorprendente observar cuantos grandes momentos de esta historia están señalados por la oración de los mediadores y del pueblo entero, que se apoyan en el conocimiento del designio de Dios para obtener su intervención en la hora presente.

Solo algunos ejemplos para iluminar esto, como por ejemplo del libro de los Salmos.

Es esta una colección de cantos que estaba destinada al culto del templo de Jerusalén según las indicaciones de títulos que los acompañaban, los cuales con frecuencia tienen un carácter melódico y litúrgico. Es difícil establecer cuando recibe el libro su forma actual, aunque en su conjunto esta confirmado que existía en el siglo III a.C, como parece confirmar:

1 Mac 7,17 "En torno a Jerusalén han esparcido las carnes de tus santos y su sangre, y no había quien los sepultara".

respecto de :
Sal 79,2-3 han dado el cadáver de tus siervos por comida a las aves de los cielos, la carne de tus fieles a las bestias de la tierra. Han vertido su sangre como agua por todo Jerusalén, y no hay quien los entierre.”

El libro de los Salmos es uno de los mas amplios de la Biblia y esta determinado por muchas experiencias orantes y de fe. Unificando estas dos expresiones en una sola, podemos ver que este libro contiene 150 plegarias e himnos de diversos tipos y géneros literarios y diversos autores, que dan un carácter único y personal al contenido  sagrado escritural. 

Como dijimos en otras ocasiones la Biblia es un camino, un camino de personas que en su vida tienes diversas experiencias de diversos tipos y condiciones diversas. 

Pero este libro de los Salmos engloba todo un hermoso elenco de expresiones verbales escritas, que dejan entrever la situación espiritual, social, de fe, afectiva, económica, de destierro, de limpieza de corazón…etc de la persona que dirigiéndose a Dios, le habla desde tal o cual posición.

Sus autores son variados aunque destacan las influencias de las corrientes escriturales Elohísta y Yahísta. Aunque respecto de sus autores destacamos a Coré, David, Asaf, salmos del reino (Salomón), salmos aleluyáticos, cantos de las subidas…etc.

En cada uno de ellos se ensalza a Dios, o se le pide, o se le declama algo, o simplemente se le expresa una intención, o se conversa con él, o se le reprocha algo.

Los salmos establecidos desde la antigüedad en el salterio=psaltérion, instrumento de cuerda que acompaña al canto, aparece en la Biblia en cinco libros cuyos bloques están delimitados por una doxología concreta exceptuando al último.

Cada uno de estos bloques se formo poco a poco, aunque fueron alterados en su orden al final de la composición del libro:

         Sal 72, “fin de las oraciones de David, hijo de Jesé.”
        
Los salmos establecidos en los rituales eclesiásticos desde el siglo IV en las comunidades eclesiales y clericales, pueden ser leídos en la actualidad de tres formas concretas en el oficio divino o en la celebración de la iglesia:

a.          Forma responsorial, el salmo es recitado o cantado por solistas, y la asamblea interrumpe de vez en cuando repitiendo uno o algunos versículos.

b.        Forma continuada, el salmo es leído sin interrupciones, bien por el solista, coro o asamblea.

c.              Forma alternada, la asamblea distribuida en dos coros, canta o recita el salmo a dos coros alternando los versículos o estrofas.

Esenciales son las antífonas que anteceden y preceden al salmo, estas fueron establecidas para marcar el ritmo del canto litúrgico y las notas a seguir. En el oficio no cantado estas antífonas engloban la praxis del salmo en su totalidad, advirtiéndonos que expresa el escrito.

Aunque tienen un lugar esencial en la liturgia de la palabra dentro o fuera de la eucaristía, como nexo de unión entre al AT y el NT, en la mayoría de las ocasiones los salmos pasan desapercibidos en la celebración de la comunidad, siendo en ocasiones sustituidos por cantos que nada tienen que ver en la liturgia con el contexto del salmo. Al término de la lectura de un salmo debiéramos aclamar, ¡palabra de Dios!.

Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
Bibliografía:
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